Real Wedding: Fer y Mati

La primera vez que charlé por teléfono con Fer, estuvimos casi una hora al teléfono. Charlamos de ella, de Mati, de Pedro (su nene de dos años), de su trabajo y del porqué de su casamiento. Me contó tantas cosas que por primera vez, terminé una call sin tener una hoja de ruta clara, buscaba cosas tan contradictorias que me encantó el desafío.

Cuando nos conocimos personalmente y se sumó Mati, con café de por medio todo fluyó y diseñamos juntos una fiesta canchera, relajada, divertida y orgánica, donde nada tenga porque tiene que ser… Que tenga una calidad enorme, pero sin ostentar ni tener que demostrar nada. Nos matamos de risa con su historia, con su manera de ser como pareja y le prometí a Mati, que ese día, lo iba a hacer emocionar.

El único pero que ví, es que ellos querían festejar en Capital Federal, para simplificar el civil a domicilio, pero su casamiento yo me lo imaginaba en otro lado… Cuando empezamos a cruzar con Fer fotos de ambientación, le dije: Se que quieren Capital, pero la mitad de fotos que me mandas, son del Palacio Sans Souci en Victoria, asi que yo lo voy a poner en las primeras opciones.

Y así fué, fuimos a ver un espacio en Capital y una mañana con Fer nos encontramos en el Palacio, cuando entró, lo sintió, es acá. Mati estaba de viaje, asi que le mandamos una audio en donde le confirmamos que el 23 de febrero, con o sin él, en el Palacio había fiesta. Incluso, el novio lo conoció un par de semanas antes de la fiesta.

Con el cambio de zona geográfica, armamos una ceremonia simbólica divina con las chicas de Ceremonias Mágicas, tuvimos un layout totalmente informal, con sillones de cuero oscuros y mesas altas (pocas veces vi el palacio tan canchero y tan lindo) y una pista que destaque a full. La recepción fue larga y relajada, con una cabina de DJ dando un clima genial. Despues pasamos al salón donde tuvimos un menú de dos pasos con dos opciones de principal y dos opciones de postre, y de a poquito, fuimos armando de manera natural una tanda eterna que nos acompaño hasta el final y que hizo bailar a grandes y chicos. Porque un timing bien pensado es eso, cuando un proceso para llegar a un qué, no solo marca un horario. En lugar de cotillón tuvimos una de las primeras barras de glitter y también retoque de make up para las invitadas toda la noche.