Nuestra relación con Marti y Marian arrancó literalmente el 19.03.2020 ¿les suena esta fecha? Sí, el día en el que en nuestro país se declaraba la pandemia.
Y mucho no nos importó, en la charla, nos concentramos en lo que venía, en la historia de amor de los chicos y en las inmensas ganas que tenían de festejar.
Fijamos una fecha en noviembre de 2021 y arrancamos con todo.

Permisos mediante, cinco meses después, seguimos en aislamiento, pero pude aprovechar y agarrar la ruta por primera vez luego de meses para ir a conocer Estancia Benquerencia, que sería nuestra locación para este evento y un espacio super especial para los novios.
Y así avanzamos cerrando algunos proveedores, pero como los meses pasaban y el panorama no mejoraba tomamos la decisión de mover todo un año, si bien sabíamos qué 2021 era una posibilidad, no teníamos apuro, asi que decidimos esperar todo un poquito más: noviembre 2022 era nuestro nuevo destino.
Y así, más rápido de lo que creímos, todo empezó a tomar forma y llegó unos meses antes del evento, la tan esperada reunión técnica ¿por qué?
Porque como les conté, el evento iba a ser en Estancia Benquerencia y este no es un lugar, en absoluto, preparado para eventos.


En nuestra reunión definimos que teníamos que tener dos armados de cocina, un armado de bacha en la zona de ceremonia, y transporte interno para mover no solo a invitados, sino también a los proveedores de un lado al otro.
También por arriba, y sin darle importancia, mencionamos el plan B y volvimos a Buenos Aires con todo cerrado y felices.
Y así llegó noviembre, y llegó con lo que nadie quería: pronóstico de lluvia.
Activamos nuestras carpas plan B y seguimos para adelante.
El 11 de noviembre, ridículamente temprano, salimos para la estancia con todo el equipo listo para darlo todo. Arrancamos con nuestro primer día de armado y también, a preparar nuestro evento de bienvenida, porque al final del día, este evento era una boda de mini destino, asi que arrancamos con todo.
De los 300 invitados, solo una combi salía desde CABA, el resto todas desde San Miguel del Monte.
El viernes, arrancó “tranqui”, un cocktail para 120 amigos, birrita, cotillón y cachengue, nada podía salir mal. En ese evento, cerramos con el show de Andy y dejamos los motores en el mejor ritmo para el día siguiente.
El sábado a la mañana, había una decisión que tomar, amenaza de lluvia para la tarde / noche, y si algo es este equipo es cabeza dura y positivo: fuimos con plan A.
Las carpas estaban armadas, juntamos al equipo, determinamos tiempos y plan de acción y todos estuvieron de acuerdo de que Marti y Marian merecían que demos todo para que salga todo como el plan original, con lo que nos había costado conseguir el permiso para hacer la recepción frente al Club House!!






Y asi marchamos a armar todos los detalles: Marti es arquitecta y perfeccionista a morir, y se había encargado personalmente de llenar todo de detallitos para que sea aún más personalizado:
Burbujeros para la salida de ceremonia, Party box para reemplazar el cotillon durante el plato, Papeleria en montones, Seatting chart con foto de cada invitado.



Y arrancamos! Ceremonia en la capilla, con pre cóctel de ponches por Bar de eventos, el cielo blanco (amenazante pero PERFECTO para las fotos) y la novia hizo su entrada en el auto preferido de su papá tuneado con unas flores hermosas.







Terminamos la ceremonia, burbujas al viento y pasamos al cocktail, donde Schuster catering nos deleitó con sus cosas ricas para comer y Bar de Eventos con los mejores tragos y arrancamos a disfrutar.
Con Emi de Griss Djs ya en la consola, solo quedaba empezar a disfrutar.
Durante el brindis, con el que cerramos la recepción, empezó a chispear un poco la lluvia y rápido nos apuramos a dirigir a los invitados al salón (mientras cerrábamos los laterales del picadero) y a prepararnos para explotarla.


De la puesta en escena de Dicha Ambientación, qué decirles!!






Cuando entró el último invitado, se largó con todo una tormenta de esas potentes de verano y todos (menos el equipo, claro) quedaron secos y a salvo.
Pero se venía un nuevo desafío: la entrada de los novios. Con paraguas en manos, y mi auto de auto nupcial hicimos una entrada épica abajo de la lluvia. La vamos a recordar siempre.

Y ahí, arrancó el fiestón. Luego de la cena, llegaron los chicos de Sin Ensayo a volar todo por los aires y le metimos a horas continuas de fiesta en dónde lo único que importaba era festejar a Marti y Marian.





¿Qué pasó con las carpas de plan b? Una se usó para una de las cocinas, y la otra, bueno, fue un spot increíble para la mesa dulce.


